“Sin Final”…
Tumulto…!
Hay
como un pálpito que todos pueden sentir… la gente tiene sueños y
presentimientos, premoniciones, ocurrencias: todos saben que algo va a pasar…
cuando se dan cuenta, una alegría como rara comienza a germinar en sus
corazones y viene el Profeta y les advierte: “Que el Dios -que no se deja ver-
va a venir a visitarlos en su revelación final…”. El planeta al principio no hace caso, pero
mientras tranquilamente, más se van enrareciendo las cosas, la gente murmura
–como que es verdad lo que decía el Profeta desde hace años- ; Desde los
criminales y sus víctimas, pasando por los adolescentes, llegando hasta los
reyes del mundo y toda suerte de fauna humana, todos al unísono le preguntan al
Profeta: ¿Le podemos llamar Rey? ¿Es ese su nombre? El Profeta responde que es
solo uno de sus atributos; entonces escribe un Libro, un Manual donde está todo
y lo hace público. Allí se explica todo lo que se debe saber sobre el Rey y su
Majestad: en realidad el libro es una Biblioteca que ocupa un rascacielos altísimo. Y así la gente, al aprender, ya no está tan
angustiada…
Pero
un día en la plaza se comienza a formar un tumulto y nadie sabe por qué, el rascacielos
del Libro, está cerrado y sigue llegando más y más gente, hasta que no pueden
ni caminar entre ellos, y el comentario general –entre sollozos- es: estamos
cansados de oír hablar sobre el Rey, queremos verlo cara a cara…
De
tal manera que Dios decide que se quiere dejar ver y manda con sus manos un
niño de dos años que se le adelante, cuando la multitud lo ve en brazos del Profeta
y con un libro abierto, inexplicablemente la gente no entiende, porque son como
niños también… y se van tristes y cabizbajos debajo de un suave rocío perfumado
con olor a lavanda fresca…
Pero
cuando llegan a sus casas cada uno consigue en su habitación privada una
sorpresa: un regalo con lo que más necesita verdaderamente, acompañado de una
carta personalizada para cada quien… que los hace sonreír por tanta
omnisciencia... Allí hay cosas sagradas,
allí hay cosas profanas… materiales como inmateriales y se oye una música especial
y nueva en todas partes... en cada habitación hay una luz nueva…
Enjugándose
las lágrimas por la alegría de tantos presentes del alma y del cuerpo, todos se
asoman lentamente, con algo de timidez o temor… por las puertas y
ventanas. Ya entienden que nunca podrán ver al Rey… poco a poco
comienzan a entenderlo todo y solamente hay un tema de conversación universal:
No se le puede ver, pero increíblemente nos conoce íntimamente a cada uno… y
eso es suficiente: que viva el Rey… entonces todos muy pensativos se abrazan…
se besan y lloran, más no de tristeza, sino de alegría y llaman al Profeta y le
dicen: ese tu Rey magnífico, ¿es el Creador de todo…? lo amamos y queremos que
el Libro siempre esté abierto. Los reyes
del mundo… a una le aplauden, ya no hay diferencias entre ricos y humildes… ya
todo es perfecto y quizá algún día los humanos puedan ver al Rey…
El
Profeta ve que ya está cumplida su misión, y como lo esperaba, cuando llega a
su casa, allí en su cama reposaba su regalo y su carta… se arrodilló y pidió
perdón por el favor inmerecido: y así se fue corriendo al rascacielos del
Libro… y se quedó viviendo allí con muchos regalos y cosas qué hacer y qué
decir…
Cuando
todos comienzan a obedecer las órdenes del Rey, todo vuelve a su lugar…
comienza a surgir algo llamado felicidad por todas partes… y el despertar del
planeta lo convierte en más hermoso… la gente se acuesta a dormir por tres días:
porque quieren soñar con su Rey… con su Dios, con su Creador… Y así termina
esta historia que es solo un comienzo… una parábola… para adultos… un deseo, un
anhelo de paz y concordia… ¡Un “sin final”…! El Profeta no es un individuo: son
todos los que sinceramente sirven a Dios… en tantas versiones… y el niño es
todo eso que llevamos dentro… un niño de dos años… que quisiéramos que nunca
hubiese crecido… ¡hubiese sido mejor…! Ese era el deseo primario de Dios… desde
el principio y se cumplirá… Volveremos al principio del Edén…
Cuando
despiertan: cada uno consigue a un ángel que les pregunta: ¿Cuál es tu postre
preferido?...