En cámara lenta…



En cámara lenta…

Un arquitecto de emociones; salió apresurado de su habitación y solo vio las salpicaduras de su propia sangre que lo manchaban.  Por solo ser él quien es… ¿Quién o qué? Solo él mismo…

Y se debatía entre estas cuestiones: Estoy encerrado entre las guerras de religiones; entre los pensamientos de otros, en este camino que trata de ser inocencia: en este andar de Señoras “veneno” que solo saben pelear entre sí…

Es como una cárcel, un tormento, una última lluvia… de la que solo se espera el favor de Dios: para resolver tantos asuntos inconclusos; tantas tareas pendientes…

Solo que, aunque sea en cámara lenta, pase algo no forzado, no rogado millones de veces, casi por definición…. Reverente e implícito… llegando a pisar lo tácito… a lo inmanente. 

En fin a la esencia de las cosas… sin misterio, subiéndose telones casi invisibles… Una vendimia de lágrimas intranquilas que ansían el querer salir para secarse a la luz del ojo ansioso de un espectador profesional que las evalúe.

Mientras tanto, son pocos los que pueden cantarle al Amor con verdadero éxito.  Esto quizá amenice sus salpicaduras… 




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