La Señal…
La Señal…
El Cielo lo quiso…
Podría
decir tantas cosas acerca de la señal: involuntaria, inesperada, sorprendente,
reveladora, definitoria, signo de comprensión, que a la vez confunde, que
orienta y que a la final conduce inequívocamente a un personaje en específico. Y tantas cosas más… y solo ahondando en ese
personaje es donde está la respuesta que he buscado en sus adeptos o en sus
críticos… Hasta sacar ciertas conclusiones propias… porque esto no se puede
quedar así…
Que
nunca yo pensé que me iba a ver involucrado en menesteres tan importantes, pero
así lo quiso el Cielo y así se ha cumplido: Un amargo precio he tenido que
pagar para llevar a cabo esta misión que preferiría no definir y menos aún
adjudicarle un enunciado: porque las risas y las burlas, se derramarían ante
mí, y creo que eso no es del agrado de nadie.
Por
ello trato de guardar mi secreto, en perfecta convivencia conmigo y los demás;
y cuando he cometido indiscreción solo me he encontrado con un decepcionante
escepticismo… “burlas y risas, risas y burlas…”: Al loco que le den sus
pastillas, y el destino que lo sane cuando le plazca… “enfermedad crónica e
incurable”.
Pero
Señor… no me dejes terminar mis días, mis peores días, los últimos días de mi
vida en un manicomio… que ahora estoy verde y fresco como la más hermosa de las
plantas. El rocío mañanero baña mi
cerebro, y las flores cubren mis pies…
Porque
hay mucho trauma, que no sé si me tocaba a mí: pero el Cielo lo quiso, y si realmente
fue así: al final habrá valido la pena máxima que me ha tocado…
Mientras
tanto me conformo con una vida modesta, la cual siempre he tenido y a la que
obviamente estoy acostumbrado: no podía ser de otra manera: mañana debo ir al
Mercado a hacer unas compras… mientras tanto: rumiar… rumiar… rumiar… todo lo
que sucedió desde aquella bendita señal… que solo fue un signo de maldición…
Conviviendo en perfecta armonía conmigo y con los demás… y con la maldición...