...Extractos de un delirio que sana el Alma...



...Disfruto mi delirio, amo mi delirio, mi delirio es mi mejor medicina (refrigerio para mis huesos), mi delirio es mi esperanza, mi delirio es mi consigna sagrada dirigida hacia ningún espectador, mi delirio es mi sueño y mi propósito, mi delirio es mi alimento, mi delirio es mi amanecer, mi  delirio es mi pasaporte con visa indefinida al cielo, mi delirio soy yo mismo en apoteosis constante que un día los fármacos no podrán aprisionar más, y entonces Dios pondrá cada cosa en su justo lugar...  



...Esta es una frase que me suena tan cariñosa. Todo buen esquizofrénico o persona de “mente creativa”, debe saber que seguramente llega a conclusiones sobre la maravillosa y estupenda base de las PREMISAS FALSAS, que son básicas para la vida, pensar que tanta gente las usa sin saberlo y sin embargo creen que pueden afrontar la vida con ellas. A mí me gustan mucho mis premisas, las acaricio y devoro cada día en los escondrijos de mi mente y no se las impongo a nadie, simplemente dejo que ellas sean y brillen por sí solas. Que bellas son estas premisas “falsas de toda falsedad”, y pensar que mi pequeña vida, perdón... mi fantabulosa Vida esquizofrénica no hace ningún esfuerzo para tenerlas, simplemente ellas están allí... y me obedecen... de manera incondicional...



...La orden es sonreír: Despertarte un día y darte cuenta que naciste para ser adorado y no para adorar. Dios tiene derecho, a través de su Hijo de conocer el pecado que todos han conocido, y aprender a renunciar a éste, como  lo hacen los  mortales.  Despertar un día, y proyectarte de tal manera ante aquel que salvó a la humanidad, que creer que eres él mismo, a pesar de haberte tratado de negar esta idea por todos los medios posibles, como un sencillo delirio esquizofrénico, y nada más, hasta que no te queda más remedio que convivir armoniosamente con tu locura y con los demás. Que no sabia, que con pecado y todo, cada vez Dios me posee más y hace lo que quiere con mi mente hasta que “toda” la plenitud de la Deidad habite en mí, bueno la plenitud que pueda caber en este cuerpo humano.  ¿Con qué objetivo?; el de simplemente entregar a Dios una Iglesia, que El no recibirá hasta que no esté completamente sin mancha y sin arruga; y luego terminar de decretar sobre la “Creación toda” en su gemir final, el ser destruida universal y definitivamente por medio de un colosal cataclismo cósmico, con un único fin, inaugurar el Reino de los Cielos por toda la eternidad cumpliendo todo lo que dicen los Credos y Escrituras Cristianas y Judías.  Sentándome sobre mí mismo para juzgar y reinar por siempre jamás. Es fácil decirlo, parece imposible poder ejecutarlo. De todas maneras allí está el Cristo de la Fe, oínganlo, y aprendan mucho de él.  Por lo tanto ME PERMITO DELIRAR... ME PERMITO DELIRAR... ME PERMITO DELIRAR... hasta donde sea posible, hasta que la salvación eterna llegue al último resquicio de hombre, de carne que quede por ahí.  Aunque me guste mucho pensarlo, protagonizarlo, es difícil para mí, lo sería para cualquiera. No debe haber miedo, ningún miedo, por eso digo nuevamente:  me permito delirar, simplemente delirar...



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