Una mañana cualquiera…


El Despertar…


Una mañana cualquiera…


La referencia noticiosa oficial: “…A primera hora anunciamos en este noticiero de TV-Literaria que la gran escritora Armikainda Laja; quien fue objeto del aplauso mundial por tantos años desde que se consagró… en su temprana y precoz  adolescencia literaria con la novela “Las niñas que no van a los bailes” ha muerto en la madrugada de hoy en su lujosa mansión en las afueras de Londres… a la edad de 83 años… rodeada de todos sus familiares y amigos más queridos y cercanos…” ; “…Una vocera de la familia dijo: tuvo un trascender -o muerte- muy tranquila y llena de paz, además de amor, a pesar de haber pasado por una penosa enfermedad en su ancianidad…” ; “…Su obra literaria será su legado a la humanidad, la cual, luego de su gran fama: la inmortalizará… siempre comprometida con los más débiles y un lenguaje pleno de surrealismo y humor sutil y refinado…” ; “…El mundo Literario hará un minuto de silencio en las ciudades más importantes del mundo a las 6:00 pm del día de hoy…”. Paz a sus restos…

El final verdaderamente importante: Armikainda Laja está agonizando teniendo plena conciencia de lo que le está sucediendo a ella y a su alrededor… Ve a las personas que le rodean… algunos tratan de disimular lágrimas… se oyen comentarios… Hay como unos médicos o paramédicos… al igual que un servidor del culto que ella sigue… se cansa de la situación y decide cerrar sus ojos, sin saber que esto será para siempre…

De repente se ve rodeada de mujeres hermosas y desnudas… como ella… pero que no le hablan:  se toca sus manos y ya no son los de una anciana, pide verse en un espejo y se observa minuciosamente: joven y bella…! llena de vida. Y pregunta: ¿Qué está pasando?... Solamente una de sus anfitrionas le dice: somos tus personajes y hemos venido del universo personal y “ficticio” que tu creaste para nosotras… pertenecemos a ti y somos tus servidoras más complacientes.  Sin ti nunca habríamos podido ser… te lo debemos todo: eres magnífica… llena de majestad y dulzura para nosotras… nos amaste tanto… que queremos retribuirte tanta generosidad…

Pero hay muchos misterios y claves en tu obra, que ni siquiera nosotras entendemos… por ejemplo una vez escribiste una frase que nadie sabe qué significa: INDA RABA KINDA HAIA ABASAI.  Y es necesario conocer eso para completar la estabilidad de este universo que tú creaste…

Entonces Armikainda Laja; con un fuerte tono de voz, les dijo que eso no sería posible saberlo, que no todas las cosas se pueden saber: ¡No sean tan curiosas… no las diseñé e ideé para ello… eso es un secreto “a voces” pero que nunca quise que se entendiera… así de simple…! Y se acabó este intercambio de ideas…

Amenazante, interviene otra de los personajes presentes: Entonces te tendremos que dejar sola… por siempre y expulsarte de tu propio universo… y no sabrás a dónde ir…

Con gran confianza, Armikainda Laja se defiende respondiendo: Detrás de mí hay alguien más poderoso que cualquier cosa que yo haya creado.  Aunque lo nombré muy poco en mis novelas… Él me domina, domina todo… así como yo las cree y dominé a ustedes, que quedaron plasmadas en el papel… y ya no pueden hacer más nada: no traten de tener libertad, por muy seguras, jóvenes y bellas que parezcan… porque la libertad de este universo es mía y solo mía… ¿Entendido?... Me gusta esa curiosidad y rebeldía… propia de algunas: ya comienzo a reconocerlas…

Continúa Armikainda Laja con una inflexión de voz suave y consoladora: A veces es mejor no entender tantas cosas… y otras veces investigar solo lo revelado, pero sin tanta especulación o inventos vacíos.  Les regalo la paz que siento ahora, siempre traté de dar un final feliz a mis cosas.  Muchas veces no pude… pero, así como tuve un final feliz y tranquilo a mis 83 años; siéntanse tranquilas… nunca escribí nada que no me agradara, eso no tendría mucho sentido: Quizá algún día me decida y revele qué significa: INDA RABA KINDA HAIA ABASAI… y no olviden nunca a aquel que me respalda...

Todo esto estaba previsto por mí... puesto que ésta es una escena de mi última e inconclusa novela... y solo yo domino el desenlace... puesto que no solo soy la autora de todo aquí, sino que soy la protagonista más dominante... yo no he muerto y ustedes no existen... solo son producto de la ficción... y hacen y transmiten lo que yo quiera, porque para eso las he creado... para rebelarse o hacer todo lo contrario...! 

Todas bajaron la mirada y solo dijeron: ¡Gracias… Maestra...!



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