Sumergido...



Sumergido dentro del Misterio…  no hay con qué encontrarle semejanza, es como un agua, es como un viento dentro del agua, es como sumergirse hasta que todo es luz, profundo y más profundo pero elevándote. Hasta que te das cuenta que no hay retorno posible y allí comienza el olvido…

Todo lo que fue bueno o malo: se desvanece y solo queda el Misterio de todas las cosas… increadas “animadas o no”.  Y allí está lo que más amas, lo que siempre amaste, lo que amarás.

Una dimensión de gozo y vida, de vida y gozo. Vuelves a ser niño, no entiendes casi nada, aunque sabes muchas cosas, en realidad solo sabes que existes; pero lo más importante no lo sabes, aunque tampoco es necesario saberlo… y te sumerges más y más.  Y sumergirse es elevarse y elevarse es sumergirse: Nacer… renacer… Vivir…


Y puedes ver, en las profundidades de las aguas... los valles llenos de volcanes antiguos que no cesan de vomitar su lava bendita llena de oxitocina; para conquistar a los que se han dejado enamorar por la niebla que se convierte en lluvia benefactora… incluso puedes sumergirte dentro de los Volcanes… y nada sucede… se transforman las dimensiones espacio-tiempo… ya nada importa…  solo el Eros intrínseco de cada ser humano…  se mezcla con el olvido y con todas las pasiones excelsas…


Personas calcinadas que reviven a la luz… aves que chapotean entre el petróleo, ya no son… cardúmenes muertos… flotando… resucitan... Simplemente dejar todo atrás: Huir... Huir... Huir… y beber oxitocina pura de volcán… placer… ya estás fuera de tu cuerpo, ya eres Alma pura… Espíritu puro… ya puedes contemplarle, ya puedes contemplarte… jerarquías… obediencia perfecta. Luz… Paz…
 


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