Una flor, una vela, candilejas…

Lo que se sugiere…


El que observa… las palabras y la mente…


Eso que callas… que es la Cumbre de tus pensamientos; esas montañas escarpadas que esconden tus expresos silencios… significando tantas cosas en tensas omisiones… es lo que tú sugieres… no hablas, pero te comunicas y de qué manera…

Una flor, una vela, candilejas…

A veces las palabras es lo que menos importa, sino lo que hay detrás: lo que simbolizan las palabras… y los valores que connotan… la comunicación “no verbal” en forma de meta-mensajes… inclusive el lenguaje corporal o la inflexión de la voz… y aquellos notables o quizá “premeditados” silencios, que al conocerte me hacen saber qué piensas o quizá preguntarme ¿qué pasa? ¿Qué me quiere decir con tanto mutismo? Aunque tu intención sea la de callar… u omitir. Algo que también se nota… no se puede pasar la vida disimulando… lo que está dentro, tarde o temprano: sale fuera… en lenguaje verbal, corporal y de tantas maneras y actitudes… como si hiciéramos constantemente análisis de contenidos…

Una flor, una vela, candilejas…

¿Por qué de un tiempo para acá te callas tantas cosas, denotando rabia profunda? Hay tanto oculto o expreso en la comunicación, que hay que saber discernir, para saber qué hay en el corazón y el cerebro del interlocutor… de alguien como tú… Otras veces la agresión es directa…

Una flor, una vela, candilejas…

Evalúo mi conciencia y hago auto crítica… y realizo crítica también… porque solo sé examinarlo todo  -me he convertido en un gran observador de tantas cosas- Voy por la calle y recuerdo: “mastico” en mi mente a las situaciones y a la gente… años de práctica conversando profundamente con profesionales en la materia y con grandes amistades… Además, meditando sobre tantas cosas…

Una flor, una vela, candilejas…

Y por aquellas cosas de la vida, te enteras de la “trastienda” de la conciencia y las palabras falaces de alguien…  Y salen a flote las verdaderas motivaciones y procedimientos de cualquier persona… Pudiendo caer en una situación delicada… donde ya no hay más esperanza para la amistad…

Una flor, una vela, candilejas…

Entonces, lo que se sugiere tácitamente es quizá, junto con lo concreto… y los contextos, lo más importante para decir un: hasta aquí…  La toxicidad no se hace esperar… pero siempre hay nuevas fuerzas… nuevos impulsos para recomenzar; y allanar el camino de un nuevo comienzo donde el destino o la vida te dan la razón…

Una flor, una vela, candilejas…

Solamente, sin ánimo de venganza, hay que esperar… y hallar nuevos horizontes donde anclar tus afectos más íntimos… más profundos… más interesados en encontrar relaciones sanas… Pero no solo las palabras hablan, sino las actitudes, las decisiones y todo lo demás descrito que hablan de la verdad del corazón, más de lo que pueda decir alguien por un: ¡“créate fama” y acuéstate a dormir…!

Una flor, una vela, candilejas…

Por ello la experiencia te ayuda a entender lo que hay en el ser humano, en diversos tipos de seres humanos.  Y hablan las palabras, el cuerpo, los silencios, los significados, las ausencias… en fin, habla tu alma y te hablas a ti mismo cuando te miras al espejo y te revisas y te tienes que defender “quizá” hasta de aquella costumbre de atacarte a ti mismo.  Todo en equilibrio. Ni demasiada autoestima y muy poca o “nada” de autodestrucción… madurar… con equilibrio…

Una flor, una vela, candilejas…

Estos son unos de esos sanos ejercicios mentales donde ordenas tus ideas y evalúas la realidad… nada más… y esa realidad también es un espejo que puedes ver dentro de ti…. Y te puedes llevar sorpresas con lo que puedes encontrar allí…


Una flor, una vela, candilejas…

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